
Ha sido la única congregación religiosa
que obtuvo aprobación formal de la iglesia mediante la concesión de un
documento oficial, llamado Bula Papal, titulada In Apostolicae
Dignitatis Solio, por el hecho de ser una congregación muy diferente a
las demás, y su fin es la educación de la niñez y de la juventud.
Anterior a la aprobación papal, obtuvo las Letras Patentes el 28 de
septiembre de 1724, otorgadas por Luis XV, las cuales le permitieron su
posterior aceptación.
Debido a los sucesos desencadenados en
la Revolución francesa , la existencia legal del Instituto en Francia
queda en suspenso de 1792 a 1805. Tan sólo un pequeño grupo de Hermanos
continuó existiendo oficialmente en algunos Estados Pontificios y en
Roma la restauración de la misión lasallista (también lasaliana o
lasallana ). En Francia supuso el comienzo de un siglo de extraordinario
crecimiento en la propia tierra de origen, vio su expansión fuera de
Francia en 35 países del mundo y el desarrollo de una política
misionera, mucho más allá de lo que La Salle y la primera generación de
Hermanos hubieran podido imaginar. Los 160 Hermanos de Francia e Italia
en 1810, pasaron a ser 14.631 a finales del siglo que culminó con la
solemne canonización de su Fundador en 1900.
El perfil del Instituto, acelerado por
la serie de "leyes de secularización" que afectaron al Instituto en
Francia durante los años 1904-1912 cambió dramáticamente. Las escuelas, a
menudo apresuradamente, fueron obligadas a cerrar, como consecuencia de
una severa legislación contra las congregaciones religiosas que se
responsabilizaban de ellas. Frente a estas prohibiciones, algunos
religiosos se prepararon para renunciar a algunos aspectos de su vida
pasada y así poder salvar las obras. Otros consideraron que esto era una
traición, incluso una "apostasía", y procuraron continuar su vida
religiosa y su apostolado fuera de Francia.
El sur de Bélgica, Canadá y España
fueron al principio los principales beneficiarios de la expatriación.
Georges Rigault, en su Histoire générale des Frères des Ecoles
Chrétiennes (Volumen10), anota el ímpetu dado a las comunidades ya
existentes en Argentina, Ecuador y Egipto por estos Hermanos
auto-exiliados, al igual que ocurrió con los que resultarían ser los
nuevos Distritos (Provincias religiosas) de Brasil, Panamá, México,
África Norte y Australia.
Después de 1966, cuando el Instituto
tenía el mayor número de miembros de toda su historia, vino un período
de rápido declive, en cuyo transcurso un número significativo de sus
miembros, por razones diversas, decidieron dejar el Instituto. A la vez
se estaba dando una notable disminución en el ingreso de nuevos
miembros, de manera que los números totales de 1986 venían a ser la
mitad de los que existían veinte años antes. Y sin embargo,
paradójicamente, las obras apostólicas de las que el Instituto era
responsable en 1986 eran más numerosas, en razón del crecimiento de la
Familia Lasallista.
Actualmente, el ministerio de los
Hermanos se desarrolla junto a unos 60.000 colaboradores seglares y más
de 750.000 alumnos en 85 países.
Historia del Colegio La Salle Bucaramanga
El Colegio la Salle de Bucaramanga fue
creado por iniciativa de la Congregación de los Hermanos de las Escuelas
Cristianas. Fue fundado por el hermano Luis Alejandro Ruíz Martínez
(Luciano Andrés), el 8 de febrero de 1962, con la ayuda del Señor
Hipólito Pinto, quien donó los terrenos donde se construyó.
A lo largo de estos 50 años, el Colegio
La Salle se ha caracterizado por implementar un proceso de formación
humana, basado en la fe cristiana, la rigurosidad académica y el énfasis
en la calidad.
La transmisión de los valores y la
vivencia de la filosofía Lasallista ha sido el objetivo común de los
trece rectores que durante estos 50 años han orientado los destinos del
colegio.
Fruto del esmero y buena gestión de sus
rectores, el colegio hoy cuenta con un campus moderno, funcional y
bastante cómodo; un staff de docentes, directivas, personal
administrativo y operativo de altísimo nivel; una excelente formación
académica que le ha permitido ubicarse en el nivel superior en las
pruebas de estado desde hace varios años; y lo más importante, el
reconocimiento de los bumangueses que ven en el Colegio La Salle una
institución seria y comprometida con la formación de jóvenes ciudadanos,
con los valores necesarios para convertirse en constructores de
sociedad.
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